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Fotos del periódico el
usuario de la salud domingo 7 de enero de 2018
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Uno
de los campeonatos tradicionales de la ciudad se lleva a cabo en el Estadio
Olaya Herrera del sur de la ciudad.
“Las
gradas del estadio Olaya Herrera ya no se llenan como antes. Los habitantes de
los barrios Olaya y Centenario no volvieron a abarrotar las tribunas de esta
cancha de fútbol del sur de la ciudad, como ocurría en los años 60 y 80 del
siglo pasado. O incluso en los 90. En aquellas épocas, los mejores jugadores de
la capital participaban en la Copa Amistad del Sur cada fin de año.
“El
Hexagonal del Olaya o la Copa Amistad del Sur se lleva a cabo entre diciembre y
enero en la localidad de Rafael Uribe Uribe desde 1959.
“Este
torneo corto nació como una excusa para unir a dos comunidades vecinas, según
dicta la historia local. “Los del Olaya y los del Centenario comenzaron a
formar sus equipos para jugar acá (en el estadio) y entretenerse. Antes, el
terreno era un potrero, un lote de tierra”, rememora Jimmy Parra, uno de los
organizadores.
“Al
comienzo, cuatro equipos disputaron las primeras ediciones del campeonato: las
sastrerías Navarrete y Progreso armaron cada una su propio conjunto; por su
parte, Rafael Morales y Genaro Díaz, ambos vecinos del Olaya, crearon el Club
Deportivo Olaya, que primero se dedicó al basquetbol femenino; y en el
Centenario se formó el Sporting Zaid. Con el paso del tiempo, otras escuadras fueron
sumándose.
“Parra
está vinculado desde los 12 años al hexagonal. Su abuelo y su padre vistieron
el uniforme del Deportivo Olaya –camiseta blanca con franjas verticales
negras–. Él los acompañaba tanto en los entrenamientos como en los partidos.
Alguna vez, a sus 19 años, saltó al campo para jugar con el equipo.
“En
la Copa Amistad del Sur participaron futbolistas íconos de Bogotá. Por ejemplo,
Ernesto Díaz, el primer jugador colombiano en ser transferido a un equipo
europeo, el Standard Lieja de Bélgica. O Alfonso Cañón y John Mario Ramírez,
dos figuras de Santa Fe y Millonarios, respectivamente. Solo por nombrar a
algunos.
“Aquí
estuvo Dragoslav Sekularac en los años 70. Era un yugoslavo al que apodaban ‘el
Pelé blanco’ y vino a parar en los dos equipos de Bogotá. Esto se llenaba para
verlo jugar”, afirma Parra, quien luego de su fugaz paso como jugador se
convirtió en dirigente del Deportivo Olaya, el club que organiza el hexagonal.
Parra,
desde el último escalón de la grada de concreto, señala los bordes de la
cancha. Cuenta que no solo los habitantes del Olaya y el Centenario venían a
ver a sus jugadores preferidos cada fin de año. “La gente de otros barrios se
bajaba en la avenida Primero de Mayo y corrían hacia el estadio para agarrar un
puesto y no perderse los partidos”.
En
las casas aledañas al escenario deportivo, y cuando no cabía nadie más en las
tribunas, las personas se concentraban en las terrazas y los ventanales. El
Olaya Herrera, un pequeño barrio entre la avenida Caracas y la carrera 24, se
llenaba de aficionados, vendedores de fritanga y familias completas. Pero en la actualidad, el hexagonal ha
perdido la importancia de la que antes gozaba.
A pesar de que el Concejo de Bogotá lo decretó
de “interés cultural de la ciudad” por medio del Acuerdo 300 del 2007 y es un
evento tradicional del suroriente, el número de espectadores ha disminuido en
comparación a otras décadas. “Era bonito ir a ver fútbol en la cancha del
barrio. La gente venía y compartía, pero el torneo se vino para abajo. Incluso,
el nivel futbolístico”, opina Víctor Manuel Ruiz, de 80 años y habitantes del
Olaya desde hace 72.
Ruiz
y Parra coinciden en que la transformación del barrio, que pasó de ser
residencial a convertirse en sede de varios centros y laboratorios médicos, y
la desaparición de las familias fundadoras y gestoras de la comunidad
contribuyen a que el campeonato esté quedándose en el olvido de los bogotanos.