Su respuesta me quedó grabada en la mente y en el corazón para siempre: “recordemos aquellas palabras de Abraham Lincoln luego de una de sus derrotas; debemos tener fe y esperar un predominio de nuestros ideales y vivir con nuestros sueños agarrados al corazón para amanecer cantándolos”.
Aprender también a rodearnos de quienes nos enriquecen el alma, nos levantan cuando nos caemos y nos recuerdan que ni las victorias ni las derrotas son las que nos definen. Por esto y por una infinidad de sacrificios, hoy le doy gracias a mi familia, a Carolina, por compartir y creer en este sueño y por ayudarme todos los días a hacerlo realidad sin perder el norte.
Mi sueño, desde muy joven, fue ser alcalde de Bogotá, porque me di cuenta de que es en lo local donde más rápido se pueden lograr las transformaciones que necesita una sociedad, y entendí que una ciudad sólo funciona cuando transforma la realidad y mejora la calidad de vida de sus habitantes, especialmente de quienes más obstáculos enfrentan en su cotidianidad.
Soñamos con una Bogotá que se fortalece gracias a la construcción de acuerdos que le permitan avanzar con el objetivo de servirle a la gente y mejorar la calidad de vida de todos los bogotanos. No podemos seguir en esas peleas de egos, de políticos que están pensando en poner su nombre en la placa de una obra y sacar pecho con algo que realmente le pertenece es a la ciudad. En buena medida la incapacidad que hemos tenido en Bogotá para darle continuidad a proyectos que toman tiempo y necesitan del compromiso de varias administraciones ha tenido que ver con eso, con egos que impiden llegar a acuerdos de ciudad. Vamos a dejar eso atrás.
Una Bogotá en donde las soluciones efectivas de movilidad conecten a todos los ciudadanos con servicios, educación, trabajo y demás oportunidades de una manera segura, inclusiva y sostenible. Bogotá se quedó muchos años discutiendo su sistema de transporte y no avanzamos mientras dejamos deteriorar lo que teníamos, que era y sigue siendo parte de la solución. Nosotros vamos a avanzar para que la ciudad tenga por fin en operación su primera línea de una red de metro, pero también vamos a mejorar Transmilenio, vamos a mejorar la calidad y seguridad de todo el sistema integrado de transporte y vamos a acelerar el proceso hacia una movilidad sostenible.
Una Bogotá de oportunidades para todos y no de privilegios para unos pocos, en la que la integración social sea la clave para reconciliar a nuestra sociedad. Una ciudad que siga avanzando en la lucha contra la pobreza, una ciudad que no acepta que ningún habitante sienta hambre y también una ciudad que genera una hoja de ruta para que quienes requieren de un apoyo puedan también construir un proyecto de vida con dignidad e ingresos propios.
Al Concejo toda mi disposición para que trabajemos por un propósito superior: hacer de Bogotá una ciudad mejor para todos. Serán 4 años de trabajo sin descanso: demos los debates con respeto, con altura y siempre pensando en Bogotá.
Al Gobierno nacional le reitero que acá tiene un aliado para hacer que los grandes proyectos de Bogotá salgan adelante. Nuestra ciudad merece ver que las obras avanzan y que el futuro, que hoy parece lejano, se hace realidad. Claro que hay diferencias, pero ¿para qué enfrascarnos en lo que nos divide, si existen tantos puntos de encuentro a partir de los que podemos trabajar JUNTOS?
Hoy quiero invitarlos a que volvamos a creer en nosotros mismos y en nuestra ciudad. A que seamos realistas, pero soñemos con lo imposible. A que volvamos a ilusionarnos y esta vez lo hagamos juntos, y trabajemos con amor y sin descanso para hacer esos sueños realidad.
La responsabilidad es enorme, pero las posibilidades también lo son. Está en nuestras manos. A trabajar por este sueño”.
lunes, 1 de enero de 2024
2027 DISCURSO DE POSESIÓN ALCALDE MAYOR DE BOGOTÁ CALOS FERNANDO GALÁN PACHÓN 2024-2027
“Tengo la convicción de que nacemos con la capacidad de soñar, de imaginar y de sentir ilusión ante un mejor mañana, uno por el que vale la pena trabajar. Y es que tal vez no haya en la vida una satisfacción más grande que la de tener un sueño, ojalá uno que parezca inalcanzable, y trabajar sin descanso para cumplirlo… hasta ver que, finalmente, se hace realidad.
Con el paso del tiempo, aunque no dejamos de soñar, nos enfrentamos al desafío de no permitir que la ilusión que generan esos sueños sea reemplazada por la frustración de dar un mal paso o sufrir un revés. Porque el camino es largo y lo único que no podemos permitirnos es perder el norte ni aceptar que todo vale con tal de hacer nuestros sueños realidad. Porque a la meta solo se llega trabajando.
Hace 33 años a mi abuelo Mario le preguntaron qué mensaje le quería transmitir a los colombianos ante la tragedia que estaba viviendo nuestro país por la amenaza de los carteles de la droga.
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