Hace muchos años que los carritos de balineras no rodaban
como lo hicieron hoy en las empinadas calles del barrio de La Perseverancia, al
oriente de la ciudad. La calle 31, entre
carreras 2 y 5, sirvió de pista para que más de 50 corredores, entre niños, niñas
y adultos probaran el sabor de una tradición bogotana.
Y es que correr en carritos de balineras fue parte de las
diversiones juveniles por muchos años en nuestra ciudad. Por eso, el ruido de
los carritos de balineras no fue extraño para los más mayores. En medio de
sonrisas comentaban de lo que habían vivido varias décadas atrás. Velocidad,
arrojo, accidentes, gritos, pero sobre todo, la unión de los vecinos, volvieron
a ser protagonistas en esta zona de la
capital.

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