El rechazo social
hacia los recicladores es tan profundo, que contra ellos se han provocado actos
violentos y accidentes, que le han costado la vida a personas dedicadas a esta actividad.
Han sido víctimas de las famosas “labores de limpieza organizadas por
escuadrones de la muerte, justicieros privados, bandas de asesinos amparados
algunos por “la ley”.
Las basuras de ser
material sin ningún valor, han pasado a ser fuentes de riqueza de donde es
posible obtener beneficios para la industria, para la economía, para el medio
ambiente, y para miles de familias que solo de en ellas han encontrado una
manera de obtener ingresos.
La participación en la
vida pública de los recicladores es prácticamente nula, muchos sectores los
colocan como una escoria de la sociedad, por el cual no vale la pena hacer el
menor esfuerzo de reinserción o mejoramiento de sus condiciones de vida.
La mayoría de los
recicladores no tuvo acceso a la escuela o si lo tuvo solo alcanzo niveles
bajos de escolaridad. Muchos lograron entrar a la secundaria de estos una cifra
minina llego a culminarla. A pesar de ello no es raro encontrar en medio
individuo que tienen estudios universitarios y que provienen de familias más
acomodadas. De todas formas, quienes tuvieron poca o ninguna escolaridad, aprendieron
empíricamente a realizar algún oficio
El reciclaje también les
permite trabajar solos, en contacto mínimo con el resto del mundo, cubiertos
por el anonimato, lo que también les resulta
cómodo dada su incapacidad para establecer vínculos afectivos o que les
represente algún compromiso con otros. En cierta forma el reciclaje es una única
opción
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